“Siempre nos propusimos que lo más importante es volver a casa luego de cada expedición”

Dijo en “…Y ahora qué?” Jorge Iriberri, protagonista de la mítica proeza de la balsa Atlantis y otros notables desafíos a la naturaleza El necochense Jorge Iriberri mantiene vivo, a sus 76 años, el espíritu indómito de la aventura y en su haber tiene una larga lista de desafíos cumplidos, encabezados por la mítica expedición de la balsa Atlantis en 1984, a la vez que en estos días será uno de los protagonistas de una travesía a 50 años de haber recorrido en un gomón todo el río Colorado. Desde Mar de Plata, donde está radicado desde hace años habló en el programa radial “…Y ahora qué?” que conduce el periodista Raúl Jáuregui, donde reveló el lema de las aventuras con sus “hermanos de la vida”, como llama a sus compañeros de vivencias: “Siempre nos propusimos que lo más importante es volver a casa luego de cada expedición. Llegar a la cumbre del Aconcagua está bueno, pero lo más importante es regresar al hogar para compartir con la familia y amigos; es lo que tiene real sentido…” El “Vasco” Iriberri contó detalles de lo que harán junto a Alfredo Barragán, José Luis Godoy y Rubén Tablar en próximos días en un tramo del río Colorado, al decir que “la expedición del río Colorado 1973, cuando yo tenía 25 años, fue el momento de partida para nuestro grupo en cuanto a las aventuras que luego vendrían. Esa vez recorrimos los 1.100 kilómetros del Colorado en dos gomones, y en 27 días atravesamos a puro remo cinco provincias. Y ahora, al cumplirse los 50 años los mismos cuatro repetiremos la última etapa, que fue desde la localidad de Río Colorado hasta Pedro Luro. La idea es hacerla esta vez en kayak y llegar el 11 de este mes a las 11 como fue aquella vez y habrá una serie de actos”. “Esa travesía fue histórica. Hasta entonces ni siquiera había cartas hídricas del Colorado, nadie sabía de él y nosotros es como que lo descubrimos para el resto del país. Y por la forma que encaramos nos recuerdan como los locos del río…”, añadió con una sonrisa. Alma de aventurero Junto a esos amigos que se conocieron en la etapa de estudiantes universitarios -Jorge es abogado- han creado un vínculo de hermandad. “Siempre estamos juntos, festejamos todos nuestros cumpleaños y Alfredo (Barragán) fue testigo de mi casamiento y yo del suyo”, contó, para agregar que “nos reímos de lo vivido grupalmente al recordarlo. Somos hermanos de la vida.” En el plan de proezas cumplidas a lo largo de las últimas cinco décadas esta es la carta de presentación de Iriberri y sus compañeros: el cruce del océano Atlántico en una balsa de madera, sin timón (Atlantis), que forjó la inmortal frase que “Que el hombre sepa que el hombre puede…” y se reflejó en una película y libros; cinco cumbres en el Aconcagua; el cruce de Los Andes en globo; la escalada del Kilimanjaro; atravesar el Mar de las Antillas desde Venezuela a Puerto Rico en kayak y convivir 42 días en la Antártida, buceando, remando y escalando un témpano, entre otras. “La idea, además de nuestro disfrute personal ha sido demostrar que no hace falta ser un súper hombre ni un gran especialista. Se trata simplemente de estudiar previamente lo que se hará, prepararse y organizarse para hacer las cosas bien y con seguridad”, explicó en otro tramo del reportaje. La vez que lloró de emoción Si bien su vida de aventuras está plagada de emociones fuertes, Iriberri confesó que solo una vez lloró de emoción ante el logro consumado: “Fue cuando hice cumbre en el Aconcagua, en 1991. Había sido un esfuerzo muy grande, ya que en el 90 habíamos ido en febrero y tuvimos que retirarnos cuando estábamos a 200 metros de la cima porque entró una tormenta que puso en peligro nuestras vidas, ya que conllevó 52º bajo cero. Al año siguiente el clima nos acompañó y ahí si descargué la emoción, al pensar en mi hijita de 2 años por entonces y el hijo que estaba en camino…” Lo dicho sorprende teniendo en cuenta lo que significó en su momento la expedición Atlantis, pero el “Vasco” la resume de esta manera: “Sucede que la fuimos preparando a lo largo de cuatro años y luego todo se desarrolló con una normalidad asombrosa, era como seguir el guión de una película, más allá de las condiciones de la balsa…” Su raíz necochense El “Vasco” como se lo llama cariñosamente tiene tres hijos: “los dos mayores que viven en Pergamino son Nicolás, de 33 y María del Valle (37), que son profesionales y tienen sus familias, y el más chico, Martín que vive acá en Mar del Plata, tiene 22 años y está estudiando ingeniería electrónica”. Este último fruto de su segundo matrimonio con Adriana. Luego expresó su amor por su Necochea natal, al decir que ”nací allí e hice la primaria en la escuela Nº 2 y la secundaria en el Nacional, para luego irme a estudiar a Mar el Plata donde me radiqué para ejercer mi profesión y atender una sucursal de un comercio familiar. Pero me siento necochense de corazón”, para agregar que “tengo varios familiares de conocidas familias como los Rasmussen, Iriberri, Irungaray y Balsategui” Un mensaje a los jóvenes Al ser consultado de las razones de poder mantener a su edad, cerca de los 80 años, el espíritu de aventura, Jorge resaltó que “es cierto que hay que estar bien física y mentalmente, pero haciendo vida sana como la que hemos hecho, por caso sin fumar y sin otros excesos, se puede seguir vigente. Está claro que a esta altura no encaramos cosas a la altura de las exigencias de lo que hicimos cuando éramos jóvenes”. Precisamente, ya en un mensaje dirigido a la juventud, el experimentado expedicionario subrayó: “Nunca deben autocensurarse y decir que algo es imposible. El secreto es no ir pensando que vas a vencer al mar o la montaña o el mar. Al contrario, tenés que hacerte amigo de la naturaleza, conocerla, entenderla y ver cuándo te deja pasar y cuándo te dice que no, que esperes y lo vuelvas a intentar…”///